En la era de la hiperconexión digital-videollamadas, audífonos, música continua, audios y notificaciones constantes-surge un nuevo padecimiento silencioso: el “oído cansado” o fatiga auditiva. Se trata de una sobrecarga sensorial que agota tanto el oído como la mente, producto de la exposición constante a ruidos ambientales, uso prolongado de auriculares, exceso de reuniones virtuales y la incesante avalancha de estímulos sonoros que acompañan la vida moderna.
Desde el punto de vista audiológico, Mauricio Aguilar, de JR Sánchez Audiología, explica que “el sistema auditivo está diseñado para detectar y procesar sonidos, pero también necesita pausas. Sin descanso, termina ‘quemado’, y eso se traduce en fatiga”.
Aunque no es un diagnóstico médico oficial, especialistas lo describen como un fenómeno creciente que puede convertirse en el verdadero “estrés auditivo de la era digital”.
La American Speech-Language-Hearing Association (ASHA) advierte que este agotamiento aparece porque el cerebro debe trabajar el doble para procesar y filtrar los sonidos en entornos saturados, lo que deriva en cansancio físico, dificultad de concentración, irritabilidad y sensación de presión o pesadez en los oídos.
Señales del “oído cansado”
- Sensación de zumbido, presión o “pesadez” en los oídos al final del día.
- Dificultad para seguir conversaciones, especialmente en ambientes ruidosos.
- Tendencia a subir el volumen constantemente en dispositivos.
- Fatiga mental y menor capacidad de concentración tras reuniones o jornadas de
- audio intensivas.





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