En un país donde los médicos suelen ser héroes del día a día, la historia de José Gregorio Hernández va mucho más allá. Nacido en Trujillo, Venezuela, en 1864, Hernández no solo destacó por su brillante carrera en medicina; su verdadera grandeza estuvo en su entrega absoluta a los más necesitados.
Estudió en Europa, introdujo innovaciones científicas en su país y siempre abrió su consultorio sin cobrar cuando los pacientes no podían pagar. Su vida fue un ejemplo de solidaridad, fe y ciencia trabajando juntas.
🩺 De la bata blanca a los milagros
Hernández murió trágicamente en 1919, atropellado mientras acudía a atender un paciente. Pero su historia no terminó allí. Durante más de un siglo, los fieles contaron milagros atribuidos a su intercesión, desde curaciones inexplicables hasta ayuda en momentos de desesperación.
En 2025, el Vaticano lo canonizó oficialmente, reconociendo su santidad y el impacto de su vida en millones de personas. Para muchos costarricenses, José Gregorio es más que un santo venezolano: es un referente de esperanza, fe y solidaridad que trasciende fronteras.
🌟 Un ejemplo para Costa Rica
-
Inspiración para médicos y enfermeras: Hernández demuestra que la vocación va más allá de la ciencia: se trata de humanidad.
-
Símbolo de fe y milagros: Su canonización motiva a millones de creyentes que buscan guía y protección.
-
Un llamado a la solidaridad: En un país donde el acceso a salud puede ser complicado, su historia recuerda que el compromiso y la empatía marcan la diferencia.
José Gregorio Hernández no solo sanó cuerpos, sino que sigue sanando almas, convirtiéndose en un héroe para creyentes y un ejemplo para quienes buscan combinar ciencia, ética y fe. Hoy, su legado inspira a Costa Rica y al mundo: un médico que desafió la muerte y continúa sembrando milagros.